Si aplaudimos las conductas antideportivas estaremos asumiendo como normales comportamientos despreciables

Conductas antideportivas

¿Vale todo con tal de ganar? No sigamos ofreciendo como alternativas dignas comportamientos que son despreciables

Conductas antideportivas.

-Enhorabuena por la victoria, Jacinto.

-Muchas gracias. La pena es que la conseguisteis por una acción inmoral.

-Bueno, noto que me empujan y el árbitro pitado y ganamos, que es lo importante.

-Según las imágenes, te tiras para engañar al árbitro, privar voluntariamente a tus rivales de un punto y que tu equipo logre dos que no le correspondían. ¿Qué te parece ese ejemplo para los muchos jóvenes que te consideran un referente?

-Bueno, lo importante es que el equipo ganó.

-Jacinto, tú tienes un hijo de dos años, ¿verdad?

-Sí.

-¿Te gustaría que fuera un mentiroso?

-No, claro que no.

-Entonces, creo que deberías reconocer que lo que has hecho es un acto inmoral, y también deberías arrepentirte, condenar tu acción y luchar para que estas conductas antideportivas y de mala educación sean erradicadas del fútbol y de nuestra sociedad.

-Bueno, es que todos engañan para intentar ganar.

-¿Y eso lo convierte en algo bueno?

-No, pero mi obligación es ayudar a que mi equipo gane.

-¿De cualquier manera? ¿Vale todo con tal de ganar?

-Bueno, me voy. No voy a seguir con esta conversación.

Señoras y señores, ya lo han visto y escuchado. Jacinto ha sido incapaz de reconocer y condenar su inmoralidad. Si seguimos permitiendo (a veces hasta aplaudiendo) las conductas antideportivas, estaremos maleducando a los jóvenes, ofreciéndoles como alternativas dignas comportamientos que son despreciables. Es nuestro deber ayudarles a rechazar lo malo y a alabar lo bueno. ¿No es eso educar?

Iniciativas interesantes en favor de un fútbol educativo

Por cierto, mis queridos lectores, en las horas siguientes a esta soñada y deseada entrevista, sería también de recibo escuchar la enérgica condena del presidente del club de Jacinto, pues se supone que está para velar por la imagen y el honor del club, y también serían de esperar las palabras de rechazo por los aficionados, a los que debería doler que se manchase la reputación del club de sus amores. Somos humanos y metemos la pata; está claro. Pero lo verdaderamente terrible y descorazonador es que tras ello no aparezcan la repulsa, el arrepentimiento y el deseo de rectificar, requisitos indispensables para avanzar tanto en lo individual como en lo social.

Durante los últimos días me han llegado dos iniciativas interesantes en favor de un fútbol educativo, y las comparto gustosamente.

Por un lado, el reglamento interno del Club Escuela Juventud Sanse, de San Sebastián de los Reyes, en Madrid, club del que Telemadrid hizo un reportaje de televisión.

Por otro, el blog Rol-kirol en él se presentan acciones concretas para la prevención de la violencia en el deporte en edad escolar y de forma particular en el fútbol base (pero también aparecen artículos, manuales y vídeos relacionados con la temática).