Una lesión de rodilla eclipsó al futbolista y encumbró al artista
La historia del fútbol está llena de curiosidades. Una de ellas que pocos aficionados saben es que el escultor Eduardo Chillida fue portero del equipo donostiarra en la temporada 1942-43. En la fotografía que acompaña a estas líneas puede verse al guardameta en el centro de la imagen.
Muchos apodaron al artista como “El escultor de la Real Sociedad”. Dejamos constancia de unas declaraciones suyas en la revista “El Mundo” (1997):
“La portería es el lugar tridimensional del campo, es donde ocurren todos los fenómenos complejos del fútbol, cosas que tienen que ver con la geometría: por ejemplo, todas las salidas del portero en busca del que viene son para hacer más pequeña la portería; o lo del penalti, yo tenía la astucia de colocarme desplazado del centro y paraba penaltis por eso”.
Javier Ancín Salinas, columnista de Vavel, escribió en 2011 un artículo bastante interesante sobre Eduardo Chillida y la Real Sociedad. Entre otras cosas dijo:
“Sus paradas consiguieron que el equipo pudiera regresar a Primera División al quedar subcampeones de Segunda.
Dicen los papeles que dejó los estudios de Arquitectura para ser jugador de fútbol, y que si no hubiera sido por una lesión de rodilla, que le llevó cinco veces al quirófano y que no consiguieron que volviera a correr nunca, habría continuado mucho tiempo defendiendo la portería txuri-urdin.
También dicen que nunca pudo volver a un estadio como espectador porque no soportaba escuchar el sonido del balón y no poder tocarlo.
Chillida también declaró que por esa prematura retirada se convirtió en escultor porque si no, hubiera terminado siendo entrenador.
La vida son mil posibles caminos. Y una sola pregunta, de nuevo: ¿perdimos a un portero o ganamos a un escultor? Si me preguntan a mí, yo contestaría que quizás ganamos las dos cosas, aunque de una forma un poco original».