El perro que pasó de figura del fútbol a espantapájaros

El perro futbolista

Un perro futbolista demostró que cuando el fútbol se lleva en la sangre no hay quien lo pueda parar. Tuvo su recompensa…

El perro futbolista | No es la primera vez que un perro se cuela en el transcurso de un partido de fútbol a hacer de las suyas; pero este caso que presentamos hoy es irresistible a la sonrisa y, ¿por qué no?, a la carcajada.

Ocurrió en septiembre del año pasado, en un partido de fútbol de la Superliga Argentina en el que se enfrentaban el San Lorenzo y el Arsenal Sarandi, con victoria de los primeros, aunque el encuentro no se recordará por el triunfo del San Lorenzo, sino por el intruso que quiso demostrar que cuando el fútbol se lleva en la sangre no hay quien lo pueda parar.

Los jugadores de ambos equipos se quedaron estupefactos al ver con qué ganas y habilidad un perro se abalanzó y se puso a regatear y controlar el balón con una técnica más que depurada. Provocó la emoción y el aplauso general de los aficionados que llenaban el estadio.

El perrito Barrios

Los locutores que narraban ese día el partido le pusieron nombre: el perrito Barrios, en honor  a un jugador llamado Nahuel Barrios, apodado «el perrito».

A pesar de querer quitarle la pelota, el perrito tenía muy claro que la posesión del balón es fundamental en un partido, por lo que se empeñó de nuevo en el control del mismo.

La estrella fue entrevistada al finalizar el encuentro. El periodista lamentó la iniciativa de arrancarle unas declaraciones, ya que se quedó sin la espuma del micrófono, confundida posiblemente con una golosina. El perro fue el genio y figura de la noche, sin lugar a dudas.

El perro futbolista que consiguió un empleo

Al demostrar su habilidad y el empeño en la ejecución de su objetivo, el perrito se ganó la simpatía de todos y, además consiguió un empleo; ya que el jardinero del estadio, un tal Julio Duarte, lo incorporó a su escuadrón de diez perros que utiliza para que espanten a los pájaros que vienen a comerse las semillas del césped del campo de fútbol cada vez que éste es resembrado. Además, le faltaba un jugador para su «once».

El terreno de juego de este recinto deportivo es uno de los mejores del país. Habrá que tener en cuenta a este jardinero y su séquito de perros espantapájaros.